Hace años os hablé un poquito del ritual del baño, algo que no me permito a menudo pero que cuando me concedo el lujo, procuro hacerlo dentro de las reglas del arte.
Este invierno he descubierto nuevas referencias para convertir este gesto de relax en un auténtico momento de autocuidado. Son tres productos que ya se han convertido en indispensables para mí, así que quiero compartirlos con vosotros.
Empezamos por el más evidente, el que no tiene sentido fuera de este ritual del baño: la Fortifying green bath potion es un producto que me ha venido en la caja mensual de Lovelula de enero, ¡y menos mal! Porque como viene siendo habitual, es un producto que jamás habría comprado, pero que me ha enamorado por completo.
¿Que por qué jamás me lo habría comprado? Pues no sé, yo es que para el baño habitualmente me suelo mover entre dos fórmulas: la mezcla de aceites vegetales y esenciales que hago yo misma al momento, según mis necesidades y/o caprichos del instante, o si me quiero ir a algo ya “enlatado”, suelen ser más bien productos lúdicos, a menudo infantiles, cuando me baño con los peques por ejemplo, o les “robo” una bomba. Pero sí, digamos que es o aceite súper purista mezclado en la palma de mi mano, ¡o burbujas y espuma hasta el techo! ¡No tengo término medio!
Total, que aquí estamos ante un producto que más bien se acerca a la versión homemade de mezcla de aceites, solo que no la tienes que hacer tú. Y lleva mucha (¡mucha más!) menta de la que yo le hubiera puesto a mi mezcla, lo cual es una sorpresa y definitivamente, ¡funciona! A pesar de estar en el periodo más duro del invierno, os aseguro que un baño verde con olor a menta sienta de maravilla, para despejar la mente…¡y los senos nasales! También es perfecto si te duele la cabeza o si tienes los músculos agarrotados (también contiene abedul).
El aroma perdura en el cuarto de baño hasta el día siguiente, tranquilamente.
Su precio: £27.50 por 100 ml de botellita verde de cristal, en un rollo de cartón, packaging divino donde los haya. Muy propio para un regalo (o autoregalo 😉 ). El que no tenga dosificador (el tapón es lo que sirve de medidor: se recomiendan 2 o 3 tapones para una bañera) lo hace súper higiénico en mi opinion: la botellita está lista para darle una segunda vida, cosa que no dejaré de hacer porque moriría de pena al tirarla a la basura.
Mascarilla SOS de Mádara
Otra maravilla de la Lovelula beauty box (en este caso, de la de diciembre), y es que el valor de este producto por sí solo es superior al precio de la caja mensual!
El baño es el momento perfecto para una mascarilla, y en invierno yo prefiero usar las hidratantes, como esta de Mádara que rebosa ácido hialurónico (además de peonía, que aunque menos conocida, es el activo clave de la gama SOS), y deja la piel totalmente rehidratada. También contiene extracto de semilla de lino y algas, para desinflamar.
Si tienes la piel muy grasa, y solo en ese caso, quizás prefieras hacer multimasking y usar una mascarilla purificante en la zona T, pero has de saber que esta mascarilla no aporta nada de grasa, con lo que también la puedes usar sola (es frecuente que las pieles grasas sean además pieles deshidratadas, ha sido mi caso durante muchos años. Esta mascarilla me habría dado la vida en la época de mis tratamientos contra el acné). Si no estás seguro/a de querer utilizar una mascarilla “solo” hidratante, puedes probar con la Aura de Antipodes, que reseñé hace poco: es desinfectante a la par que hidratante (pero no tanto como la SOS de Mádara, ya que no es su función primera).
Su aroma floral y empolvado es un auténtico lujo, y su textura y color rosa palo la convierten en un producto adictivo que querrás usar a todas horas. ¡Aleluya! Resulta que puedes, ya que aparte de como mascarilla, es un producto que puedes usar como crema, simplemente olvidándote de retirarla, y la verdad es que para ese uso también va genial. Yo la he usado así las mañanas en las que sentía que mi crema de día se iba a quedar “corta”, y me ha ayudado a pasar un mes de febrero mucho más sereno 😉
Y finalmente, un baño no es un baño sin una buena vela. Estoy descubriendo las de JOIK, bueno de momento solo he probado esta, pero me gusta tanto que me han entrado ganas de probarlas todas. Canela y café, Chocolate caliente, Fresa y ruibarbo, Masala chai, Sorbete de limón…¡no sabré elegir, las quiero todas!
Esta de Vainilla y avellana huele…pues exactamente a eso, parece que acabas de hacer un pastel.
Lo que más me gusta de estas velas es su composición, ya que solo contienen cera de soja, aromas naturales y la mecha, que es de algodón. Su aspecto, sencillo y elegante, es su otra baza en mi opinión (poco que envidiar a las famosas velas Dyptique, por un precio mucho más razonable).
Su precio: £13.50
¿Y bien, biotitas? ¿Qué os ha parecido este ritual de baño de invierno? ¿Conocéis alguna de las referencias?
¿Encendéis una vela cuando os bañáis?
¿Practicáis multimasking?
Post escrito en el marco del programa de bloggers de Lovelula