No es un secreto para nadie que soy fan de la marca de cosmética bio neozelandesa Antipodes. Sus packagings, la originalidad de sus fórmulas y la seriedad que demuestran al validar científicamente los resultados de sus productos son algunos de los motivos por los que me tiene entregada. Y por supuesto su certificación orgánica, con todos sus productos 100% de origen natural, y la mayoría, con más del 90% de ingredientes orgánicos.
Ya os he hablado de Apostle, el fabuloso sérum iluminador/unificador del que ya estoy terminando el segundo frasco. También había usado Grace, la limpiadora para piel sensible, que por algún motivo a la mía no le termina de gustar, a pesar de que lo es. Ananda, el tónico para piel sensible, que me gusta pero, como me suele pasar con los tónicos, tampoco considero indispensable ni transcendente en mi rutina. Y Rejoice, una hidratante para piel mixta que me encanta porque no es tan “light” como anuncia sino que es súper cremosa, pero nada grasa (sí, aunque parezca imposible esto es así), y deja un acabado mate, aterciopelado. Eso sí, si no te gusta la vainilla, huye antes de que su aroma se apodere de todo tu ser.
Los aromas de Antipodes no son precisamente sutiles. Lo que sí son es muy originales, pero por lo general, tienen mucha presencia. Un dato a tener en cuenta para los olfatos sensibles. Si te gusta genial, pero si no…no te lo vas a poder quitar de la pituitaria, que lo sepas. Otra cosa que me encanta de la marca son los nombres de sus productos, ¿os habéis fijado? Pues todavía faltan unos cuantos, seguid leyendo…
Hallelujah
Esta limpiadora tiene todo lo que me gusta: frasco de vidrio pesado con dispensador (cuando tienes la cara mojada lo último que te apetece es tener que andar abriendo un bote o un tubo, ¿en qué piensan las demás marcas?), textura cremosa y suave que da gusto masajear, limpieza profunda a la vez que suave y una cara limpia, jugosa y como iluminada desde el interior después del aclarado. Para mi gusto le sobra una cosa: el olor. Se supone que es a lima y pachuli (con lo cual no esperaba nada discreto, estaba preparada para el pachuli), pero a mí me huele más a incienso. Un incienso que no te suelta en todo el día. Un aroma a botafumeiro que vas a llevar contigo allá donde vayas, tenlo en cuenta.
Resurrect
He aquí el tónico indicado para pieles con imperfecciones, creo que estoy empezando a entender lo que mi piel necesita y es lo siguiente: una limpiadora efectiva pero muuuuuuy suave, un tónico purificante (como este), y una crema que no aporte demasiada grasa pero hidrate en profundidad (como es Rejoice). En este tipo de rutina SÍ entiendo la función del tónico, ya que mi piel tiende a imperfecciones y si solo uso productos para piel sensible (aunque la tengo), no las desalojo! Así que es mi apuesta para esta rutina, todavía no lo he probado el tiempo suficiente para reseñarlo con lo que simplemente os lo menciono, ya que es mi última incorporación. Os contaré…
Hosanna
Aquí tenemos el segundo sérum de la marca que pruebo, tienen 6 en total, y ya vislumbro un hilo conductor en su gama. Bueno, en los 3 de la gama que son acuosos. Hosanna, igual que Apostle, es un sérum acuoso, ligeramente gelatinoso, con un color un tanto curioso (yo lo describiría como “café con leche”, podéis verlo en una foto al final del post). Este no huele a fresa pero sí tiene un olor característico (un tanto jabonoso, a lavanda, rosa, cardamomo…), y sus efectos también son notables en muy pocas aplicaciones. En este caso, he notado un especie de efecto lifting, nada sobrenatural claro está pero sí es visible sobre todo en el óvalo facial, y en general en que la piel se ve como “rellenada” desde dentro (no se me ocurre traducción para la palabra plumping, pero creo que se entiende a qué me refiero, ¿verdad?). Pienso que es un buen sérum para pieles deshidratadas pero no demasiado secas, y se ve que también lo piensan en Harper´s bazaar porque le han dado el 1er premio en los Beauty Awards 😉
Aura
Esta mascarilla es el producto más especial de esta rutina: se puede aplicar durante la noche. Para mí, que llevo años sin usar crema de noche, y soy la pereza encarnada a la hora de hacerme mascarillas, es un win-win ya que cubre esa doble función. Es decir: gracias a ella de vez en cuando recupero el placer del ritual nocturno, y de paso aprovecho para hacerme un “facial” sin tener que esperar el tiempo indicado para aclarar etc, que es lo que me da pereza de hacerme mascarillas. ¿Y cómo te quedas después de usarla? Pues nueva: esta mascarilla es genial porque tiene una acción antibacteriana (gracias a los superpoderes de la miel de Manuka, entre otros tesoros), pero a la vez, hidrata en profundidad, calma, oxigena…vamos que tiene todas las ventajas de una mascarilla purificante sin sus inconvenientes, es más, unidos a los efectos de una mascarilla hidratante. Otro win-win! Estoy feliz con ella, seguramente sea otro de esos productos de Antipodes con los que repita una y otra vez. El olor a miel está presente pero es soportable, se combina con vainilla y mandarina. Si vas a dormir con ella puesta es mejor que uses poca cantidad la primera vez, por si acaso te pudiera molestar. A mí me ha gustado, es un aroma envolvente que más bien invita al sueño…
Labial natural hidratante
“I´m so healthy you could almost eat me” nos dice este labial desde su precioso tubo negro mate. Elegí el tono Forest Berry Red, un rojo-que-te-quiero-rojo, porque es un clásico y aunque luego nunca me los pongo, hay que reconocer que un labial rojo es irresistible y cuando dudo entre varios tonos, siempre acabo cayendo con este. Para la cole de rojos-perfectos-que-nunca-me-pongo. Compra útil donde las haya.
Pues contra todo pronóstico ésta no ha sido una compra tan tonta como parece: al final este rojo SÍ me lo estoy poniendo, os cuento por qué: es mate. Parece una tontería, pero el Crimson and clover de Ilia, aunque precioso, tiene ese punto satinado que hace que sea demasiado “arreglado” para diario (en mi modesta opinión), y además al ser tan nutritivo (en realidad es un bálsamo), tiende a meterse en los pliegues, o a desplazarse si te rascas la nariz, el caso es que no me siento cómoda con él para diario porque estoy demasiado pendiente de si algo se ha movido. Y eso, con un labial rojo, puede convertirse en un auténtico infierno, las que lo hayáis vivido sabéis que no exagero. Pues éste, al ser mate, es fijo, y más “discreto” (el color es bastante llamativo, pero el acabado es lo que, para mí, lo convierte en discreto) y no reseca ni hace el labio más pequeño como me pasaba por ejemplo cuando probé Russian Red (de MAC). Éste es un Russian Red bío, que no reduce el tamaño de tus labios ni se siente tirante. ¿Quién da más?