¡Hola, Biotistas!
Últimamente estoy un poco desaparecida… ¡Lo siento!
He estado regular de salud y sobre todo de energía, y esta semana como no podía ser de otra manera juntándose mi “astenia otoñal” particular con el tiempo exterior, cada día más otoñal también, pues me he pillado ya el primer resfriado de la temporada.
Pero para que, como biotistas, mi ausencia no os repercuta sólo en negativo, he pensado en compartir con vosotros y vosotras mi pequeño ritual para salir de una situación como esta. Lo hice anoche y hoy me siento mucho mejor.
Con pequeñas adaptaciones, veréis que sirve también para dolores de cabeza, estrés, insomnio…
El truco está en dedicarte un tiempo, dándote un baño calentito. Para que nos cunda vamos a cerrar la puerta del baño y dejar que se llene de vapor, y para que nos “cure” vamos a añadir al agua unas gotitas del aceite esencial que mejor se adapte al problema que queramos superar, previamente diluidas en aceite vegetal.
En mi caso opté por aceite de jojoba, y aceite esencial de romero y raventsara. También habría valido eucalipto. Si lo que os duele es la cabeza, la lavanda o la menta piperita os pueden ayudar, y si estáis nerviosos o insomnes, entonces sin duda la lavanda, aunque también son relajantes por ejemplo la mandarina o la naranja dulce. Dejaos también guiar por vuestra intuición: que el olfato os ayude en vuestra elección suele ser una buena idea.
Es importante que te permitas ese tiempo de soledad total, desconectando por unos minutos de tu familia. Si tienes hijos, no pienses que los estás abandonando: ¡estarán felices de verte volver un rato después en mucho mejor estado!
Puedes implementar el efecto bienestar apagando las luces y poniendo una vela, creando el ambiente que te resulte más agradable.
Lo que hago para “aprovechar el tiempo” es ponerme una mascarilla en la cara y otra en el pelo. Aunque en ese momento mi preocupación principal no es la belleza, ayuda a sentir que “estás ahí por una razón” y a no querer salir demasiado pronto.
Mientras tanto, estoy inhalando los vapores de romero y raventsara, que me van a ayudar un montón con el resfriado, y el calor del agua también me relaja y me prepara a eliminar toxinas.
Después me pongo mi pijama más calentito (¿A quién le importa que no sea sexy en estos momentos?) y me tomo una infusión con miel. A la mañana siguiente me tengo que volver a duchar, ya que como he dicho, este ritual ayuda a eliminar toxinas, hablando en plata: a sudar.
Y después de todo eso me siento mucho mejor.
¿Hacéis algo parecido? ¿Usáis aceites esenciales en vuestra vida cotidiana?
¡Contadnos, que la temporada fría no ha hecho más que empezar, y no estará de más contar con los trucos de todos y todas!